🌸 Obedezco a Aquel que no puedo ver… pero siento con todo mi ser

🕯 Historia Real

Esta era una mujer que vivía atormentada por su pareja, su suegra y su suegro. Su suegra nunca la quiso. Y cuando ella estaba embarazada, le dio de comer comida en mal estado. Ella lo sintió en el espíritu, pero su esposo le dijo: “Come y confía”. Ella obedeció, y esa noche comenzó a vomitar. El malestar le duró tres días y tres noches, pero Dios la sostuvo. Ella quedó débil, pero su bebé seguía vivo.

Su esposo la trataba con desprecio. Palabras como: “¿Otra vez te enfermaste? Ahora tengo que gastar plata para llevarte a la clínica”. Su suegro le decía: “Eres tan fea, tienes una cara horrible”. Y hasta le pidió a su hijo que abortara. Pero ella siguió adelante.

Estuvo en esa tortura doce largos años. El día que firmó el acta de matrimonio creyó que estaba empezando una vida nueva… pero sin saberlo, adoptó a un hombre que aún era un niño emocional, criado por empleadas domésticas, nunca instruido por sus padres. Él juró que nunca sería como su padre… y lo cumplió: fue peor.

La suegra decía que no se metía, pero fue la primera en herirla cuando pudo:

“Por eso te dejo mi hijo, por como tú eres”.

Cuando ella quiso encerrarse a llorar en su auto, la suegra no la dejó. La acorraló. La amenazó con llamar a la policía. ¿El motivo? No quería ser sometida.

Pero Dios la sostuvo en todos los sentidos. En su cuerpo, en su mente, en su espíritu.
Dios la libró de la opresión de su esposo. Aunque aún era atacada por otras vías, el Señor siempre la cubrió, la levantó, y la sostuvo como solo Él puede hacerlo.

Ella no tenía título universitario,
no tenía una carrera extranjera,
vivía en una tierra lejana que no era la suya,
sometida a amenazas,
acechada dentro de su propia casa,
atormentada en la calle,
amenazada en su intimidad.

Se sentía pequeña, poco indigna.

Pero ella podía irse cuando quisiera. Tenía cómo. Tenía por qué.

Pero no lo hizo.

Porque Dios no la autorizaba a irse.

Y aunque sufría con todo su ser,
prefirió y decidió obedecer la voz de Aquel que no podía ver… pero que sentía con todo su ser.


📖 En la Biblia:

Agar, la mujer que huyó… y fue encontrada por Dios

“Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto… y le dijo: ‘Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas?’ Y ella respondió: ‘Huyo de delante de Sarai mi señora’. Y le dijo el ángel de Jehová: ‘Vuélvete a tu señora, y ponte sujeta bajo su mano’.”
Génesis 16:7–9

Agar era una mujer extranjera. No era libre. No era querida. Fue humillada, usada, y luego despreciada. Huyó. Pero Dios la halló. No en un templo. En un desierto.

Y le habló. Le dio dirección. Le dio promesa. Y luego, le pidió que regresara… no porque el lugar era bueno, sino porque Dios estaba en control del proceso.

Agar le puso nombre a ese Dios:

“El-Roi”: el Dios que me ve.
(Génesis 16:13)


💌 Palabras del Padre

*Yo te vi, cuando nadie más quiso verte.
Yo estuve allí, en tu cocina, en tu cama, en tu calle, cuando el desprecio te rodeaba.
Yo soy el que permitió que tus pies no se movieran, porque estaba formando en ti algo eterno.
No eras débil… eras obediente.
No eras poca cosa… eras escogida.
No eras invisible… yo te vi antes que todos.
Y mientras tú llorabas, yo tejía tu corona.

No te quité porque te había plantado.
No te moví porque estaba edificando.
No te dejé porque estaba contigo.*


🙏 Oración

Espíritu Santo, ven ahora.

Ministra al corazón de cada persona que lee estas líneas.
Hay almas que han vivido opresión silenciosa.
Que han sido humilladas, desplazadas, insultadas y golpeadas con palabras.
Personas que han querido huir, pero tú no les has dejado… no por crueldad, sino porque estás formando algo sagrado en el secreto.

Ven, Espíritu Santo,
sopla sobre cada herida escondida,
sana los traumas enterrados,
rompe los yugos invisibles,
y hazle saber a cada uno que tú no los has olvidado.

Pon dirección donde hay confusión.
Pon paz donde hay tormenta.
Pon consuelo donde hubo grito.
Y levanta a cada persona que ha obedecido sin entender, que ha permanecido sin ser reconocida, que ha callado cuando todo dentro de sí pedía correr.

Que esta palabra arda en los corazones como fuego tuyo.
Y que cada persona que lea esto diga:
“Él me vio. Él me sostuvo. Él está conmigo.”

En el nombre de Jesús,
Amén.

🕊 Eliyael

en_USEnglish